Considero que el plano, acompañado del texto son suficientemente explícitos. En su momento consideramos que todo se debería a un estudio poco concienzudo, dado que esa actuación, de realizarse tal como estaba redactada, sería altamente contraproducente, por variados motivos.
De lo poco riguroso del estudio da idea las confusiones de las casas “que pretender derribar”.
Esa actuación afectaría, efectivamente a dos casas: mi casa (Plza de Vega 6- Calera 3) y la casa que está en plena esquina (plaza de Vega 2y4-Calera 1). De hecho, y como puede apreciarse, significaría para la mía perder un 5% de superficie, y para la de la esquina, perder más de la mitad de una extensión de por sí reducida. En la práctica significaría la desaparición de esta última, y el pequeño triángulo restante debiera incorporarse a mi fachada, para conservar los “elementos tipológicos”.
Eso de por sí me parece una barbaridad, aunque yo no fuera el perjudicado, tal como queda dicho. Lo que sucede es que cuando algo es absurdo, suele serlo por múltiples causas, parte de las cuales espero sean valoradas por esta Comisión, y es en las que me extenderé un poco más. Lo sorprendente, por injustificado, es que este Ayuntamiento actúe ahora como si fuera algo imprescindible, inmediato e irreversible. De hecho en toda la cartografía municipal figura como actuación ya realizada, y los responsables municipales manifiestan ahora que el edificio se encuentra “FUERA DE ORDENACIÓN”, o sea, hay que dejar que se caiga o, si no, demolerlo activamente, puesto que ha resultado tener una calidad edificatoria excepcional. Por si esto fallara ahora están promoviendo una acelerada “declaración de ruina”, fundamentada en una triquiñuela legal y no en la realidad de la casa, que es tozuda y comprobable. Esta repentina diligencia contrasta con la injustificada tolerancia hacia el abandono de los últimos años, que la mayoría de la propiedad impuso (especuladores no residentes que tienen la propiedad en común, no se entienden entre ellos y han promovido esta salida para poderse lucrar).
· Resulta sorprendente que el promotor de la presunta mejora de la vía (que constituye la justificación declarada) no sea su titular, o sea Fomento, por tratarse de la travesía urbana de una Carretera Nacional, que absorbe a su vez el tráfico de varias Carreteras Nacionales.
· La casa que se pretende derribar cuenta con todas las autorizaciones municipales exigibles (consultar Archivo Histórico Municipal), desde hace tanto tiempo, que a ello hay que añadir unos derechos históricos como pocas en esta ciudad. De igual forma, el proyecto de ensanche de la “carretera de Portugal” en los años 60, cuyo resultado es el actual, contaría con todas las autorizaciones municipales preceptivas, por desafortunado que fuera (que lo es).
· De haber sido Fomento el lógico promotor resultaría razonable que el Municipio acudiese en defensa de lo suyo –su patrimonio arquitectónico histórico- de forma eficaz, para lo cual lo tendría sencillo en este caso, por existir múltiples alternativas respetuosas, menos traumáticas y reversibles (ver proyecto alternativo al final). Lo sorprendente es que sea el propio Ayto. quien no quiera ni oír hablar de alternativas, que no comunique sus intenciones a la oposición democrática, asociaciones u organismos implicados y haga gala de excesiva prisa, prepotencia y autosuficiencia.
· Todo ello se pretende justificar como una actuación “prioritaria” para mejorar la apariencia urbana y el tráfico rodado. Es llamativa esta repentina concienciación por los problemas de la zona, tras un enorme periodo sin actuaciones para las que están facultados, de forma que se ha consentido la decadencia en los inmuebles y nada se ha hecho por mejorar el tráfico (cruce irracional, vehículos pesados, etc). Lo curioso es que, a pesar de haberse embarcado en esta aventura, siguen sin tener un proyecto –bueno o malo- para la “estética” de la edificaciones o el ordenamiento del tráfico, concediendo “carta blanca” a unas influyentes constructoras y propietarios que sí tienen un confesado interés por construir cuanto antes, con las mejores perspectivas de negocio posibles (con lo que se comprende mejor todo).
· Mi interés en todo el asunto es confesable, legítimo y en consonancia con toda la normativa legal que conozco: seguir viviendo junto a mi familia en nuestra casa, que nos satisface, que hemos reformado, que seguirá en condiciones por muchos años con el lógico mantenimiento de sus propietarios (y al que están obligados, aunque se desentiendan –consentidamente- la mayoría actual).
· Por ello considero que el Ayto. debe apoyar estos legítimos derechos, así como promover sin más dilación actuaciones para consolidar y recuperar todo este patrimonio genuino, abandonando aventuras especulativas, y planificando un ordenamiento urbanístico necesario, racional y respetuoso. Como veo difícil que alguien les convenza con razones para dar marcha atrás de lo que quieren hacer “por coj...” es por lo que someto a su consideración todo el asunto.
· Cuando fui convocado por el sr. Concejal de urbanismo al Ayto. sólo fue para demandar mi sumisión hacia una “operación” que ya estaba acordada y de la que nos han excluido de antemano. Aún así le entregué un prolijo informe con las connotaciones históricas, patrimoniales, arquitectónicas y urbanísticas que merecerían contemplarse. Nada de lo allí expuesto merece ningún tipo de comentario por parte de este señor, que además tiene a gala ignorar, ni aproximadamente, la datación de las casas que pretende derribar. Creo que nos deben muchas explicaciones, pero no están dispuestos ya que en ello les va algo que no me corresponde a mí aclarar.
· Dejo a su cargo el análisis de las consideraciones que son de su competencia, para que tomen las medidas oportunas.
Esta castiza estampa de 1910 (no he localizado fotografías anteriores), milagrosamente conservada hasta nuestros días, va a desaparecer por la piqueta...
Eso si alguien no pone remedio. Con ello una buena parte de Historia de Burgos. A continuación desglosaré alguno de los merecimientos por los que considero que mi casa –plaza de Vega 6- debe conservarse.
CASA DE PLAZA DE VEGA Nº6
Según he podido comprobar en el archivo histórico municipal, donde he accedido al legajo original del proyecto presentado, necesario para la autorización, la última construcción data de finales del siglo XVIII, hacia 1790. En el dibujo –a color- todavía no aparecían las galerías o miradores, que fueron añadidas en un momento indeterminado del siglo XIX. Sobre este detalle volveré más adelante. También pude leer el pliego de quejas que entonces formuló su propietario, puesto que se le obligaba al retranqueo de su casa para facilitar al paso de “carruajes”, y no se sentía suficientemente indemnizado por el solar que cedía a la vía pública (en aquella época, en el Espoloncillo y de frente a esta casa había edificada una manzana y el estrechamiento debía ser real). La autorización incluía la obligación a que el dueño se costease la instalación de “cañas” para la conducción pluvial y la pavimentación de su trozo de acera. Desde entonces y hasta, al menos, 1910 como puede verse en la foto, esta casa y la de la esquina mantenían una uniformidad de fachada, que en 1936 ya no existía sino que aparece tal como está hoy, según fotos existentes. No he llegado a discernir si alguna vez se trató de la misma casa, si bien es ostensible que tienen elementos constructivos comunes, y alguna divisoria es reciente (quizás repartos de herencias).
Las cinco casas siguientes son de construcción posterior, quizás hacia 1820, tras los estragos que causó la invasión napoleónica. Las arcadas con el almohadillado que presentan no son casuales sino que responden, como he comprobado, a que se debía mantener la forma anterior, que era la existencia de unos soportales que servían para el paso y comercio de la gente (hay protestas registradas por suprimir ese espacio peatonal). Esta reedificación fue sin duda más pobre y el almohadillado de los arcos anterior debió ser de sillería e su totalidad. También se aprovechó para levantar una altura más (proceso muy extendido en buena parte del siglo XIX, como en el Espolón con el advenimiento de una burguesía propietaria, gracias a las desamortizaciones, y para conseguir mayor rendimiento de sus nuevas propiedades). También consta la presencia de una fila de árboles en frente de esta fachada.
Con anterioridad consta edificación, con esa misma alineación de calle Calera y plaza de Vega, al menos desde el siglo XVI. Por entonces en esta casa estaba instalado el convento de las monjas de San Felices de Amaya, que se debieron trasladar por orden real, y que fueron casi vecinas de las monjas del convento de las Madres de Dios, que tuvo varios asientos en la calle de la Calera, incluida una casa entre ésta y la casa de Melgosa (por cierto magnífico ejemplo de palacio renacentista que también ha llegado hasta nuestros días, junto con la casa de Iñigo Angulo y la casa de Miranda).
Sobre si con anterioridad existía edificación medieval es algo de lo que estoy convencido. El magnífico barrio de Vega que aparece dibujado con precisión científica en el impagable dibujo de Anton van der Wingaerde de 1565, no se improvisa en un siglo, ni en dos. Este interesantísimo documento nos ilustra sobre una época esplendorosa para Castilla y para Burgos como su capital, con una proyección internacional que no se volvería a repetir en la Historia. Hago notar los detalles de los puentes y puertas de Santa María y de San Pablo, muralla, puerta de las carretas, arcadas de la desembocadura en carnicerías de la esgueva de la Moneda, iglesia de la Merced, más todos los palacios y conventos que existían en la zona. Es posible incluso ver el paisanaje de la época. Tal precisión documental no se repetiría, creo yo, hasta el siglo XIX, con el grabado de Guesdon.
Esta es una buena parte del dibujo
Esta es una imagen parcial de dicho dibujo, y la de abajo es otra ampliación parcial.
Nótese que las casas que se construyeron en el Espolón (en el siglo XVIII) corresponderían con el trozo de muralla entre los dos puentes, y que el Espolón todavía era cauce del río Arlanzón. Nótese igualmente la casas edificadas a ambos lados del puente de Santa María.
Considero que venir a alterar precisamente ahora esta alineación histórica de la calle Calera es un despropósito fenomenal, y considero que el mejor tratamiento urbanístico que podría hacerse con ella es peatonalizarla en su totalidad. Desde mi punto de vista esa esquina es intocable, aunque se volviese a edificar la casa, máxime al carecerse de una mediana justificación.
Durante mucho tiempo no cambió gran cosa el aspecto de la ciudad, de forma que en siglo XVIII ofrecía una imagen similar.
Este es el aspecto de la zona en 1737, según grabado que se realizó con motivo de la construcción de unos cuarteles cercanos al puente de San Pablo y anterior al desmonte de la muralla. También es notable la precisión de este dibujo. Creo interesante situar en el mismo la alineación actual de las manguardias del río:
Este dato puede llevar a alguna conclusión (para mí desde luego es muy interesante).
En 1806 (inmediatamente antes de la invasión francesa) la imagen ya ha cambiado algo.
Ya aparecen las casas del Espolón y el Espolón mismo en su primera configuración (la manguardia se reedificaría más al sur , ganado aún más terreno al cauce). Las casas del puente de Santa María todavía existen. Esta casa ya ha sido retranqueada para aumentar la capacidad del “camino de Bayona” y el Espoloncillo todavía no existe.
La llegada de los franceses supuso una total convulsión, a nivel nacional, pero particularmente en Burgos. Continuos movimientos de tropas: franceses, aliados, guerrilleros, grandes episodios de violencia, destrucción, iniquidades. Si las paredes de esta casa pudieran hablar podrían contarnos historias como aquel fusilamiento de doce guerrilleros (uno de ellos cura) fusilados en la plaza, o de casas en llamas cuando el general Lasalle ordenó saquear y quemar la ciudad por cuatro puntos, tras la batalla de Gamonal en noviembre de 1806, mientras pasaban a cuchillo a los infortunados que intentaban cruzar el río, camino de Madrid y después de la retirada; o de los bombazos cuando los aliados intentaron la toma del castillo, o cuando los propios franceses lo dinamitaron en su huida.
Este episodio sí que transformó la ciudad: la mitad estaba en ruinas, desaparecieron muchas iglesias y conventos...pero sólo fue un preludio de lo que sería un convulso siglo XIX. Pero los franceses también hicieron la urbanización del Espoloncillo, sobre las ruinas expropiadas de la manzana de casas enfrente de ésta, al lado del puente de Santa María: hicieron un trazado rectilíneo y plantaron árboles. Sin embargo no creo que sospechasen que muchos años después su diseño tendría tanto éxito que sería respetado escrupulosamente, cuando por pretendidas necesidades se ensanchó la carretera, y se prefirió tirar la casa que le vio nacer antes que desplazar un ápice el bordillo...
En fin, estoy seguro de que finalmente imperará la cordura. De todas formas creo que en el fondo ya saben que el resultado sería un churro, sin considerar el daño infringido.
Esta es la imagen que ofrecía el Espoloncillo. Pueden apreciarse los rudimentos de defensas que había y cómo las casas del Espolón todavía no levantaban más que el Consulado (que por entonces también era más grande).
Por entonces se estaba construyendo el teatro principal (en el cauce del río) y el Espolón todavía no se había ampliado, pero alguien ya había acotado el terreno como jardines. Por supuesto sigue estando esta casa y también se puede ver el convento de San Pablo, el convento del Carmen, y en otra parte del grabado los también desaparecidos conventos renacentistas de la plaza de Vega conocidos como Las Calatravas y Las Luisas. También puede observarse que la altura de las casas del Espolón es menor que el arco de Santa María (el ímpetu de la burguesía propietaria por iniciar la escalada de alturas vendría a continuación, y no se detendría hasta los años 70 del siglo XX, alterando gravemente la fisonomía de la ciudad y potenciando lo que habría de ser el primordial negocio local: la especulación inmobiliaria).
Lo que pasó después ya es más conocido. Se amplió el Espolón hacia el Sur y se suprimió su tráfico. En pleno siglo XX la oligarquía dominante empezó a interesarse por la zona Sur... para reactivar la industria del ladrillo y conseguir pingües plusvalías. Lo que ocurrió en los años 30-40 en esta zona guarda un paralelismo total con lo que ahora se pretende hacer aquí, lo que ocurre es que ya no son tiempos para semejantes cacicadas. Pues bien, de aquel vergonzoso suceso se llevaron por delante varios edificios renacentistas irrepetibles como el convento de las Calatravas, el de las Luisas (de aspecto y valor arquitectónico similar al hospital de la Merced, que por cierto se libró porque estaba fuera de la zona interesante de aquella), y una casa como la de la siguiente foto, donde actualmente está “Telepizza”. Y qué delito cometieron esos monasterios; pues simplemente estar donde estaban en ese momento “desarrollista”, y estar dotados de unas amplias y golosas huertas. Y qué más da si se ha perdido todo ese patrimonio, si todavía queda mucho... Por cierto sobre la manzana que nos ocupa también se cernía por entonces la amenaza de la piqueta, de hecho existen planos con la nueva forma de la plaza de Vega. Con la excusa de hacer una plaza más moderna se iba a demoler toda la manzana de estas “casas viejas” (naturalmente previa expropiación) para a renglón seguido edificar unas “modernas construcciones” (modificándose los aprovechamientos, y con nuevos “aprovechadores”). Esto último no se llegó a realizar obviamente, pero puede que influyera en el equivocado diseño de la vía que ahora se pretende “arreglar” (aunque se haga cuando ya no es necesario, por motivo de la circunvalación que reducirá el tráfico y eliminará el pesado, más el bulevar tras el desvío del ferrocarril).
Este es el aspecto de la plaza hacia los años 50: